lunes, 12 de enero de 2009

EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y SU EFECTO INMEDIATO EN EL SIGLO XXI

Los datos científicos más recientes confirman que el clima de la Tierra está cambiando rápidamente. Las temperaturas mundiales aumentaron aproximadamente 1 grado Fahrenheit en el transcurso del último siglo, y es probable que aumenten aún más rápido en las próximas décadas.

¿Cuál es la causa? Una capa cada vez más gruesa de contaminación por dióxido de carbono y otros gases invernadero, principalmente de las plantas generadoras de energía y los automóviles, que atrapa el calor en la atmósfera.

El Panel Intergubernamental para el Cambio del Clima (IPCC por sus siglas en inglés), un grupo de los principales investigadores del clima en el mundo, considera que hay más del 90% de probabilidades de que la mayor parte del calentamiento durante los últimos 50 años haya ocurrido debido a emisiones de gases invernadero que atrapan el calor causadas por los seres humanos.

Los científicos dicen que la Tierra podría calentarse 7.2 grados Fahrenheit más durante el Siglo XXI si no reducimos las emisiones causadas por los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo. Este aumento en la temperatura promedio tendrá efectos trascendentales.

Los niveles del mar aumentarán, inundando las áreas costeras. Las ondas de calor serán más frecuentes y más intensas. Las sequías y los incendios forestales ocurrirán más a menudo. Los mosquitos portadores de enfermedades expandirán su zona de distribución. Y se empujará a especies a la extinción.

CAMBIA EL PATRÓN DEL CLIMA

1.- Temperaturas más cálidas. Las temperaturas promedio aumentarán al igual que la frecuencia de las olas de calor.

Señales actuales de advertencia

• La mayor parte de Estados Unidos ya es más cálida, en algunas áreas hasta 4 grados Fahrenheit. De hecho, todos los estados experimentaron temperaturas promedio "superiores a lo normal" o "muy superiores a lo normal" en el 2006.

• La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) declaró al 2006 como el segundo año más cálido registrado en los Estados Unidos, con una temperatura anual promedio de 55 grados Fahrenheit, 0.1 grado menos que el récord en 1998.

• Los años de 1998 a 2006 están entre los 25 años más cálidos registrados en los Estados Unidos, un suceso sin precedentes, según la NOAA.

2.- Sequías y fuegos arrasadores: Las temperaturas más cálidas también podrían aumentar la probabilidad de sequías. El aumento en la evaporación durante el verano y el otoño podrían exacerbar las condiciones de sequía y aumentar el riesgo de fuegos arrasadores.

Señales actuales de advertencia:

• La sequía nacional de 1999 a 2002 fue una de las tres sequías más extensas de los últimos 40 años.

• El calentamiento puede haber llevado al aumento en la frecuencia de las sequías que se ha experimentado en el oeste los últimos 30 años.

• La temporada de incendios forestales en el 2006 fijó nuevos récords tanto en el número de incendios reportados como en la cantidad de acres quemados. Se reportaron casi 100,000 incendios y se quemaron casi 10 millones de acres, 125% más que el promedio en 10 años.

• Si el calentamiento sigue agravando las temporadas de incendios forestales, el costo podría ser muy alto. Los gastos de las tareas de extinción han totalizado consistentemente más de $1,000 millones al año.

3.-Tormentas más intensas: Temperaturas más cálidas aumentan la energía del sistema climático y a veces producen lluvias más intensas en algunas áreas.

Señales actuales de advertencia:

• La precipitación anual nacional ha aumentado entre 5 y 10% desde principios del Siglo XX, principalmente como resultado de fuertes lluvias en algunas áreas.

• El IPCC reporta que la frecuencia de las lluvias intensas ha aumentado durante los últimos 50 años, y es muy probable que el calentamiento global inducido por los seres humanos haya contribuido a esta tendencia.

• Según estadísticas de la NOAA, la región del noreste tuvo su verano más húmedo registrado en el 2006, superando el récord anterior por más de 1 pulgada.


EFECTOS A LA SALUD

1.- Olas de calor mortales y la propagación de enfermedades:Olas de calor más frecuentes e intensas podrían dar como resultado más muertes por las altas temperaturas.

Esas condiciones también podrían agravar los problemas locales de la calidad del aire, que ya afligen a más de 80 millones de estadounidenses. Se espera que el calentamiento global también aumente el potencial del alcance geográfico y la virulencia de las enfermedades tropicales.

Señales actuales de advertencia:

• Se calcula que en el 2003, las olas de calor extremo cobraron 35,000 vidas en Europa. Tan solo en Francia, 15,000 personas murieron por los aumentos en las temperaturas, que alcanzaron los 104 grados Fahrenheit y se mantuvieron extremas por dos semanas.

• Gran parte de América del Norte experimentó una severa ola de calor en julio del 2006, que contribuyó a la muerte de por lo menos 225 personas.

• Los estudios han descubierto que un aumento en el nivel del dióxido de carbono estimula el crecimiento de la maleza, cuyo polen provoca alergias y agrava el asma.

• Mosquitos portadores de enfermedades se están propagando a medida que los cambios en el clima les permiten sobrevivir en áreas que antes les eran inhóspitas. Los mosquitos que pueden portar virus de fiebre del dengue antes estaban limitados a alturas de 1,000 metros, pero recientemente han aparecido a 2,200 metros en las Montañas Andinas de Colombia. Se ha detectado malaria en áreas más altas de Indonesia.

CALENTAMIENTO DEL AGUA

1.- Huracanes mas peligrosos y poderosos: Aguas más calientes en los océanos añade más energía a las tormentas tropicales, haciendo estas más destructivas e intensas.

Señales actuales de advertencia:

• En los últimos 35 años el número de tormentas categoría 4 y 5 se ha incrementado junto con la temperatura del océano.

• La temporada de huracanes del 2005 fue la más activa registrada en el Atlántico, con un récord de 27 tormentas nombradas, de las cuales 15 se convirtieron en huracanes. Siete de los huracanes arreciaron hasta convertirse en grandes tormentas, cinco se convirtieron en huracanes categoría 4 y un récord de cuatro alcanzaron una fuerza de categoría 5.

• El huracán Katrina en agosto del 2005 fue el más costoso y uno de los más mortales en la historia de los Estados Unidos.

2.- Derretimiento de glaciares, deshielo temprano: Aumento en las temperaturas globales acelerará el derretimiento de los glaciares y capas de hielo y causarán deshielos tempranos en ríos y lagos.

Señales actuales de advertencia:

• Al ritmo de repliegue actual, todos los glaciares del Parque Nacional Glacier habrán desaparecido para el año de 2070.

• Entre enero y marzo del 2002, después de existir por milenios, se desintegro la sección septentrional de la plataforma de hielo Larsen B en la Antártida, una sección más grande que el estado de Rhode Island, desintegrándose a una velocidad que asombró a los científicos. Desde 1995 el área de la plataforma de hielo se ha disminuido un 40%.

• Según la NASA, la capa de hielo polar se está derritiendo a un alarmante ritmo de 9% por década. El grosor del hielo ártico ha disminuido un 40% desde la década de 1960.

• El hielo marino del Ártico disminuyó a niveles récord en septiembre del 2007, con casi medio millón de millas cuadradas menos que el récord anterior en septiembre del 2005, según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo. Durante las últimas tres décadas, han desaparecido más de un millón de millas cuadradas de hielo marino perenne, un área del tamaño de Noruega, Dinamarca y Suecia juntos.

• Múltiples modelos del clima indican que el hielo marino se replegará cada vez más a medida que la Tierra se caliente. Los científicos del Centro para la Investigación Atmosférica de los Estados Unidos predicen que si continúa el ritmo actual del calentamiento global, el Ártico podría perder todo el hielo para el verano del 2040.

3.- Aumenta el nivel del mar

Se espera que los índices actuales de elevación del nivel del mar aumenten como resultado de la expansión térmica de los océanos y el derretimiento de la mayoría de las montañas glaciares y el derretimiento parcial de los casquetes de hielo en el oeste del Antártico y Groenlandia.

Las consecuencias incluyen la pérdida de pantanos e islas barrera en las costas, y un mayor riesgo de inundaciones en las comunidades costeras. Las áreas bajas, como la región costera del Golfo de México y los estuarios como la Bahía Chesapeake son particularmente vulnerables.


Señales actuales de advertencia:

• El nivel mundial del mar ya ha aumentado de cuatro a ocho pulgadas en el siglo pasado, situación que parece estarse acelerando. El IPCC predice que los niveles del mar podrían aumentar de 10 a 23 pulgadas para el 2100, pero en años recientes los niveles del mar han estado aumentando más que lo pronosticado por el IPCC.

• En la década de 1990, la masa de hielo de Groenlandia se mantuvo estable, pero la capa de hielo ha disminuido en años recientes. Este derretimiento actualmente contribuye aproximadamente una centésima de pulgada al año al aumento del nivel del mar.

• Groenlandia tiene el 10% de la masa total de hielo mundial; si se derrite, los niveles del mar podrían aumentar hasta 21 pies.

TRASTORNO DEL ECOSISTEMA
1.- Cambia el ecosistema y mueren especies: Se espera que el aumento en las temperaturas globales trastorne ecosistemas y produzca la pérdida de diversidad de especies, a medida que mueran las especies que no puedan adaptarse.

La primera evaluación exhaustiva del riesgo de extinción por el calentamiento global descubrió que más de un millón de especies podrían estar destinadas a la extinción para el año 2050 si no se reduce la contaminación causante del calentamiento global.
Algunos ecosistemas, incluso las praderas alpinas en las Montañas Rocosas, así como los bosques tropicales y manglares, probablemente desaparezcan debido a los nuevos climas locales más cálidos o la elevación del nivel del mar en la costa.

Señales actuales de advertencia:

• Un estudio reciente de casi 2,000 especies de plantas y animales descubrió un movimiento hacia los polos a un ritmo promedio de 3.8 millas por década. Asimismo, el estudio descubrió que especies del área alpina se movían verticalmente a un ritmo de 20 pies por década en la segunda mitad del Siglo XX.

• El informe más reciente del IPCC descubrió que aproximadamente del 20 al 30% de las especies de plantas y animales evaluadas hasta el momento probablemente corran más riesgo de extinción si la temperatura promedio mundial aumenta más de 2.7 a 4.5 grados Fahrenheit.

• Algunos osos polares se están ahogando porque tienen que nadar distancias más largas para llegar a los trozos de hielo flotante. La Investigación Geológica de EE.UU. ha pronosticado que dos tercios de las subpoblaciones de osos polares en el mundo se extinguirán para mediados del siglo por el derretimiento del casquete polar Ártico.

• En las Montañas Olímpicas de Washington, el bosque subalpino ha invadido praderas alpinas a mayores elevaciones. En Bermudas y otros lugares, se están perdiendo manglares.

• En áreas de California, las especies marinas de la costa se están moviendo hacia el norte, probablemente en respuesta a temperaturas más cálidas en el océano y el aire.

• Durante los últimos 25 años, algunas poblaciones de pingÜinos han disminuido 33% en partes de la Antártida debido a reducciones en el hábitat de invierno en el hielo marino.

• El océano seguirá haciéndose más ácido por las emisiones de dióxido de carbono. Debido a esta acidificación, las especies con duros caparazones de carbonato de calcio son vulnerables, como los arrecifes de coral, que son fundamentales para los ecosistemas de los océanos.

Los científicos predicen que un aumento de 3.6 grados Fahrenheit en la temperatura exterminaría el 97% de los arrecifes de coral en el mundo.

LA ELECCION DE OBAMA Y SU REPERCUSION MUNDIAL

La elección de Obama ha reavivado el interés por el movimiento de los derechos civiles de los años 50 y los 60, en medio de persistentes tensiones raciales y amplias desigualdades de ingreso, educación y asistencia médica entre blancos y grupos minoritarios.
¿Cómo fue que ganó Obama? Pregunta que propios y extraños se han hecho muchas veces. Como cualquiera que triunfa en una situación política compleja: reuniendo una enorme coalición de fuerzas políticas diferentes.

En este caso, el espacio poliítico abarcó desde muy a la izquierda hasta la derecha del centro. Como nunca se unieron ambos bandos políticos para darle un respaldo inesperado a Obama. Esto, por supuesto, ahora que ya ganó, motiva que los diferentes grupos quieren que gobierne como cada uno de ellos prefiere, lo cual, por supuesto, es imposible e inaceptable.

¿Quiénes son esos diferentes elementos y por qué lo respaldan?

En la izquierda, aun muy a la izquierda, votaron por Obama debido al profundo enojo por el daño que el régimen de Bush infligió a Estados Unidos y al mundo, y por el temor genuino a que McCain tal vez fuera el menos indicado para el puesto.

En el centro-derecha los independientes y muchos republicanos sufragaron por él, sobre todo porque se han horrorizado de la siempre creciente dominación de la derecha cristiana en la política del Partido Republicano, sensación que quedó subrayada por la elección de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia. Esa gente votó por Obama, porque tuvo miedo a la fórmula McCain/Palin y porque Obama los convenció de que era un sólido y sensato pragmatista.

Entre los dos anteriores grupos están los llamados demócratas reaganitas, en gran medida obreros industriales (muchos católicos y muchos racistas) que han tendido a desertar de las bases del partido demócrata en las elecciones recientes porque consideran que el partido se había movido muy hacia la izquierda y desaprueban sus posiciones en cuestiones sociales.

Estos votantes se regresaron al partido demócrata no porque su postura haya cambiado, sino por miedo. Les asustó mucho la depresión económica hacia la que se ha movido Estados Unidos y piensan que su única esperanza es un renovado Nuevo Trato. Votaron por los demócratas, pese a que Obama es afroestadunidense. El temor pudo más que el racismo.

¿Y qué va a hacer Obama ahora? ¿Qué puede hacer ahora?

Es muy pronto todavía para estar seguros. Parece claro que se moverá con prontitud para sacar ventaja de la situación de crisis, como lo puso su nuevo jefe del gabinete, Rahm Emanuel. Todos esperamos una dramática serie de iniciativas en los tradicionales primeros cien días de gobierno. Y mucho de lo que Obama haga puede ser sorprendente.

Sin embargo, las dos situaciones más importantes se encuentran más allá de su control –la transformada geopolítica del sistema-mundo y la catastrófica situación económica mundial. Sí, el planeta recibió la victoria de Obama con júbilo, pero también con prudencia. Es notable que dos centros de poder importantes emitieran declaraciones muy expresas y directas acerca del escenario geopolítico. Tanto la Unión Europea, en una declaración unánime, como el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, dijeron estar dispuestos a renovar su colaboración con Estados Unidos, pero esta vez como iguales, no como socios menores.

Obama se saldrá de Irak más o menos en los términos prometidos, aunque no sea sino por el hecho de que el gobierno iraquí insistirá en ello. Intentará una graciosa salida de Afganistán, lo cual no será fácil. Pero que vaya a hacer algo significativo en relación con el empantanado conflicto entre Israel y Palestina o que pueda avanzar hacia un Pakistán más estable, eso es más incierto. Y tendrá menos qué decir de lo que él piensa.

¿Podrá Obama aceptar el hecho de que Estados Unidos ya no es el líder mundial, sino únicamente un socio con otros centros de poder? Y si puede hacerlo, ¿podrá hacer que el pueblo estadunidense acepte esta nueva realidad?

En cuanto a la depresión, sin duda tendrá que buscar una salida. Obama, al igual que los otros líderes importantes del mundo, es un capitán en un mar tormentoso, y puede hacer relativamente un poquito más que sólo evitar que su barco se hunda por completo.

Donde Obama tiene margen de maniobra es en la situación interna. Hay tres cosas donde se espera que actúe y pueda actuar, si es que está listo para ser audaz.

1.- La creación de empleos. Esto sólo puede hacerse eficazmente en el corto plazo mediante acciones gubernamentales. Y se realizará mejor si se invierte en la reconstrucción de la degradada infraestructura de Estados Unidos y en medidas que reviertan el deterioro ambiental.

2.- El establecimiento, de una estructura de atención a la salud en Estados Unidos que sea decente, en la cual todos, sin excepción, estén cubiertos y en la cual haya énfasis considerable en medicina preventiva.

3.- Enmendar todo el daño que el gobierno de Bush hizo contra las libertades civiles básicas, pero que también hicieron gobiernos anteriores. Esto requiere una revisión fundamental del Departamento de Justicia y del aparato legal y paralegal que se ha construido en los últimos ocho (pero también en los últimos 30 años).

Si Obama actúa decididamente en estos tres ámbitos, entonces podremos decir que ésta fue en verdad una elección histórica, una en la que el cambio ocurrido fue algo más que simbólico. Si no lo logra, el desencanto será mayúsculo.

Muchos intentan distraer su atención hacia ámbitos en los que no puede hacer mucho y en los cuales su mejor postura es guardar un bajo perfil, aceptando la realidad de un mundo nuevo. Hay mucho que temer en torno a las acciones futuras de Obama, pero también mucho que ofrece esperanzas.

La elección de Obama, después de una campaña electoral que ha mostrado la energía de una gran democracia en funcionamiento, ha sido percibida como el acontecimiento fundacional de una era en la historia política de Estados Unidos.

Para explicar el sentido revolucionario que se atribuye la elección de Obama se puede recurrir a su condición racial, al hecho de que el apoyo a su candidatura haya supuesto la incorporación masiva y en no escasa medida, también decisiva de afroamericanos e hispanos al proceso político central de la democracia americana.

Otros quieren ver en su llegada a la Casa Blanca el fin del consenso liberal-conservador fraguado por Ronald Reagan en la década de los ochenta durante los ocho años de un mandato de proyección tan duradera como el que aquel protagonizó.
De Obama se espera, en unos casos con entusiasmo, en otros con reticencia, que establezca un nuevo paradigma en la política de los Estados Unidos, un paradigma que marque el terreno de juego y conforme la cultura política de la sociedad norteamericana para muchos años.

Lo hizo Roosevelt con el “New Deal” y lo hizo Reagan con una nueva “Visión Estratégica” que aplicó con éxito y a la que las políticas de presidentes posteriores, también Clinton, tuvieron que rendir tributo.
A Obama sus seguidores más entusiastas, movidos tanto por el atractivo de su liderazgo como por la destrucción política de Bush, le piden que desaloje al elefante de la política de Estados Unidos.

El elefante, símbolo del Partido Republicano y, por extensión, del marco de referencia que ha dominado la cultura política norteamericana en las tres últimas décadas, ha venido ejerciendo su peso aplastante sobre las expectativas demócratas hasta la irrupción de Obama.

Ahora afronta un serio trabajo de recuperación organizativa y programática que le devuelva su condición de partido de la mayoría para lo cual no sólo tendrá que confirmar la tradicional volatilidad de las mayorías electorales demócratas, sino que deberá actuar sobre aquellos sectores de población que desde las elecciones del pasado mes de noviembre parece claro que se han convertido ya en parte integrante de una realidad que no puede eludir ningún proyecto con pretensiones de ser mayoritario.
Mientras eso ocurre, Obama tiene que dejar de consumir historia y empezar a producirla. En el actual entorno de profundas turbulencias económicas y políticas y de transformación de los equilibrios de poder, el acusado carácter carismático del liderazgo de Obama, por un lado, asegura empuje y un largo periodo de apoyo casi acrítico de la opinión pública.

Por otro, suscita interrogantes sobre la imprevisibilidad de sus iniciativas y sobre la propia sobrevaloración de su capacidad de maniobra en un error al que Obama podría verse arrastrado por las grandes expectativas que su presidencia ha generado.
Hillary Clinton, rival implacable de Obama en las primarias y ahora integrada en su equipo en una decisión que sería incomprensible para el sectarismo local, le hizo bajar a Obama de las cumbres retóricas de sus discursos de campaña recordándole que se gobierna en prosa. Y en la elección de su equipo parece haber recibido con aprovechamiento el recordatorio de la ex primera dama.

Los nombres a los que Obama confía su estreno retratan a un presidente pragmático, consciente de la prosa con la que se gobierna y cuidadoso a la hora de asegurar que los complejos engranajes de la maquinaria gubernamental sigan rodando.

Su secretario de Defensa, Robert Gates, es un veterano de la administración Bush, artífice político de la estrategia que ha abierto las posibilidades de éxito a la intervención en Irak.

Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, intercambió con Obama ataques y descalificaciones políticas que no fueron superadas ni de lejos por John McCain en la campaña presidencial, pero es un poder en el seno del Partido Demócrata y un activo internacional que Obama no ha querido ignorar.
Obama ha empezado también a comprobar la otra cara de la prosa del gobierno con la renuncia del gobernador Bill Richardson a la nominación como secretario de Comercio, implicado en una investigación judicial por presunto trato de favor a una empresa, las críticas internas que ha suscitado la designación de Leo Panetta para dirigir la CIA o el esperpéntico episodio de favoritismo y probable corrupción en la sucesión de su escaño de senador por Illinois.

El llamativo silencio del presidente electo sobre la crisis en Gaza abunda en la idea de un Obama atado a la prudencia. Si es prudencia y no desconcierto lo que le ha movido a Obama, hace bien en medir sus palabras.

Contamos con suficiente perspectiva histórica para recordar la presidencia de Clinton dominada por la euforia de la victoria sobre el comunismo y el comienzo firme de un largo ciclo de crecimiento económico en el que Estados Unidos aparecía como la hiperpotencia no desafiada.

El mandato de Bush, prácticamente iniciado con los ataques terroristas de Nueva York y Washington, ha marcado la emergencia de una nueva amenaza global y ha mostrado las limitaciones del poderío americano imprescindible, todavía único, pero no omnipotente.
El mundo de Obama, el que identificará su presidencia, está por definir.

El escenario ideal es aquel que algunos dibujan con la rehabilitación de la imagen de los Estados Unidos, la eficacia del suave poder, redefinición del papel del Estado sin intervencionismo, la equilibrada gestión de la evolución multipolar del mundo, la acreditación del diálogo con los enemigos, y el realismo sin dilemas morales en la política exterior norteamericana.

Estamos ante un escenario ideal que tendrá que ser contrastado con un mundo que, como explica Robert Kagan, después de soñar con el fin de la historia se ve de vuelta en ella; un mundo «precariamente suspendido al borde de una nueva era de inestabilidad» que, lo reconozca, o no, seguirá reclamando de Estados Unidos su presencia y su insustituible garantía.